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ELÍAS Y SU DEPRESIÓN

Writer: VictoriaVictoria

En algunos casos, la depresión se produce por ciertos impactos repetitivos en el transcurso de la vida; ya sea por estrés constante, pérdidas, sentirse indispuesta por un largo tiempo, entre otros.

Hoy te quiero contar la historia de un personaje de la biblia que me marcó de principio a fin, y su nombre es Elías.

Todos los personajes de la biblia son interesantes, pero lo que me impacta de la historia de Elías, es que era un hombre que confiaba plenamente en Jehová; sin embargo, en un tiempo de su historia, la confusión y el miedo se apoderaron de él. 

Para empezar, el nombre ‘’Elías’’, significa: mi Dios es el señor; la primera vez que nos encontramos con el, es en 1 reyes 17:1, pues, de repente aparece a desafiar al rey, quien gobernó el reino del norte desde el año 874 hasta el 853 a.c.


Elías profetiza una sequía que iba ocurrir en la tierra por culpa de la maldad, pues los israelitas atravesaban una temporada en el que se estaban cometiendo múltiples pecados;  no obstante, él estaba a salvo, porque Dios le alimentaba y le daba de beber; así es Jehová, su amor y misericordia para nosotros nunca se agota.


El era la revolución. Sabía que el rey Acab estaba adorando a un dios que no existía llamado ‘’Baal’’. Más tarde lo vemos cara a cara con los profetas falsos que oraban todo el día para que su ‘’dios’’ enviara fuego del cielo, pero eso nunca pasó.

Elías construyó su altar de piedras, hizo una zanja alrededor, puso el sacrificio sobre la leña y pidió que se derramara agua sobre el sacrificio tres veces; Entonces hizo una oración, y Jehová envió un fuego consumidor delante de los espectadores que estoy segura quedaron en shock al ver, que el Dios de Elías era real.

Así pues, el y el pueblo, matan a los profetas de Baal y después de esta gran victoria, cae nuevamente lluvia sobre la tierra. Podríamos decir que Elias estaría demasiado feliz y contento, pero no fue así, él tuvo miedo y se deprimió...El había sido usado por Dios para cumplir uno de los milagros más impresionantes de ese tiempo, sin embargo sintió miedo porque Jezabel, la esposa de el rey, juró matarlo.

Era tanta la confusión de Elías que, escapó al desierto y oró a Dios que le quitara la vida, pero lo que hizo Dios, fue enviar un ángel para que este, le diera de comer, de beber y pudiera descansar.

Elías estaba en un punto en que sentía lástima de sí mismo. 

Me lo puedo imaginar en la cueva llorando mucho, sintiendo que la vida no tenía sentido…¿Te ha pasado? ¿Te has sentido así?

Sus señales de depresión eran bastante obvias; se aisló a un lugar apartado, no tenía energías, dormía mucho, no tenía ánimo, ni interés, y le pedía a Dios que le quitara la vida, sin embargo, aunque Elías creía que ese era su final, este no era el propósito de Dios para el.

Después de un tiempo, él vence la depresión, porque el mismo Dios lo alimentaba, saciaba su sed, lo dejaba descansar, hablaba con él y lo escuchaba atentamente.

El Señor le ordenó a Elías caminar cuarenta días y cuarenta noches; él tenía algo especial: era siempre obediente a los mandatos del señor.

Elías disfrutó tanto de la compañía de Dios que en la historia nos relatan que Jehová no estaba en el viento, ni el terremoto, ni el fuego, sino en el silbo apacible y delicado, donde se posaba su presencia.

Como sucedió con Elías, muchas veces podemos sentirnos confundidos y desanimados, pero esta historia nos muestra que Dios se relaciona íntimamente y personalmente con nosotros; El suple nuestras necesidades físicas, nos anima, aconseja, e instruye en cómo actuar y nos asegura que no estamos solas. El obedecer y el escuchar a Dios, trae aliento, paz, victoria y recompensa.

Elías era humano y luchó con debilidades que todos como humanos tenemos, sin embargo, fue usado poderosamente por Dios; Jehová, le dio la fuerza para poder seguir caminando, y esa misma fuerza que levantó a Elías, te levantará a ti.

Hay un punto que quiero volver a recalcar, y es acerca del amor y la obediencia que Elías mostraba al señor. Imagínate en pleno año 2020, ir a pelear en contra de un rey y su pueblo prácticamente sola y solo porque el señor te envío;

O en medio de una pandemia irte a vivir a china porque Dios te dijo que tu ministerio era en ese país; suena un poco loco, ¿no? Pero Elías obedeció, él sabía que sus oraciones iban a ser contestadas, él sentía el respaldo de papá, y este es un tiempo en el que debemos apropiarnos de esa verdad; la verdad de que Dios nos levantará, pues, si vamos caminando conforme a su propósito él nos animará en tiempos difíciles y nos dará nuevas alas para seguir volando.


1 Reyes 19

Nueva Versión Internacional (NVI)

Elías huye a Horeb

19 Acab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho, y cómo había matado a todos los profetas a filo de espada. 2 Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías para decirle: «¡Que los dioses me castiguen sin piedad si mañana a esta hora no te he quitado la vida como tú se la quitaste a ellos!»

3 Elías se asustó[a] y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado 4 y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto,[b] y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». 5 Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido.

De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». 6 Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre carbones calientes y un jarro de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.

7 El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». 8 Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios. 9 Allí pasó la noche en una cueva.

El Señor se le aparece a Elías

Más tarde, la palabra del Señor vino a él.

—¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó.

10 —Me consume mi amor[c] por ti, Señor Dios Todopoderoso —respondió él—. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!

11 El Señor le ordenó:

—Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí.

Como heraldo del Señor vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. 13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva.

Entonces oyó una voz que le dijo:

—¿Qué haces aquí, Elías?

14 Él respondió:

—Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!

15 El Señor le dijo:

—Regresa por el mismo camino y ve al desierto de Damasco. Cuando llegues allá, unge a Jazael como rey de Siria, 16 y a Jehú hijo de Nimsi como rey de Israel; unge también a Eliseo hijo de Safat, de Abel Mejolá, para que te suceda como profeta. 17 Jehú dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jazael, y Eliseo dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jehú. 18 Sin embargo, yo preservaré a siete mil israelitas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado







 
 
 

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